Lavapiés se llena de música y flores en las fiestas de los Mayos y la Maya

 

 

El segundo domingo de mayo, algunas calles de Madrid se llenan de flores y ofrendas para mantener viva una tradición pagana que desde hace tiempo celebra la primavera. Es la fiesta de los Mayos en la que también se celebra la Maya, una parte del folclore español que cada año podemos revivir en el barrio multicultural de Lavapiés y otros municipios madrileños.

El día 7 de mayo, como parte de nuestras acciones comunitarias y de calle, DaLaNota participamos en esta festividad que llenó las céntricas calles de Salitre o de la Fe de altares preparados por asociaciones vecinales, hechos con telas y flores y presididos por jóvenes mayas engalanadas al estilo goyesco. Una fiesta popular que no todo el mundo conoce pero que ha sido declarada bien de interés cultural.

 

Concierto de la Orquesta DaLaNota en la Plaza de Lavapiés. Fotografía: Diana Moreno

 

Entre las entidades que la celebran cada año está la asociación cultural de música y danza Arrabel, que lleva casi treinta años manteniendo viva esta fiesta.

“Ya en tiempos de Quevedo y Góngora se habla de la fiesta de los Mayos de Madrid”, nos cuenta el origen de la tradición Inés Pardo Matías, de Arrabel. “Las mocitas del barrio de Lavapiés se juntaban (las de toda la calle o del portal, las que eran amigas), y entre todas juntaban lo mejor que tenían y se lo ponían a una de ellas, que era la Maya del día. Le montaban el altar y la atendían”, explica. Por eso, cerca de donde hablamos hay una niña vestida de maya y sentada en un altar, con varias compañeras que le echan una mano. “Con el dinero que se recaudaba se iban de merienda. Era una manera de celebrar la llegada de la primavera”.

 

 

La fiesta se recuperó a finales de los años 80, y se celebra siguiendo los escritos y las noticias que se conservan. Las jóvenes se atavían con trajes goyescos, generalmente confeccionados en el entorno y no de manera profesional, y van “tocadas” con redecillas y otros adornos. Los altares de Lavapiés incorporan elementos vegetales: flores silvestres y guirnaldas de papel o tela, así como alimentos: rosquillas, caramelos y vino.

Uno de los cambios introducidos en la festividad en los últimos años fue la ofrenda floral de las Mayas a la basílica.

 

Nuestro altar en la calle de la Fe. Fotografía: Diana Moreno

 

Una fiesta del pueblo

Pardo insiste en el carácter popular de la fiesta: “Es una tradición del pueblo, no es de la Corte ni de la nobleza: es de las lavanderas, de las modistillas… de la gente, de lo que es el pueblo de Madrid. Por eso la hemos recuperado”.

 

“No es una tradición de la Corte ni de la nobleza sino del pueblo, de la gente de Madrid: es de las lavanderas, de las modistillas…”

 

Señala que “no ha tenido nunca ningún respaldo de nadie, ha sido siempre una iniciativa popular. Ha habido ciertos apoyos, alguna subvención, las plantas que se regalan nos las regala el Ayuntamiento, la megafonía…” Pero cree que no recibe apoyo suficiente: “No encontramos canales oficiales que nos respalden de verdad, que lo promocionen”. Confía en que ahora que ha sido declarada bien de interés cultural la cosa cambie.

 

 

Cruce de culturas

Desde DaLaNota hemos participado en la mañana soleada de domingo con un altar de flores, y los chicos y chicas de la orquesta han ofrecido un concierto en la ya concurrida Plaza de Lavapiés. Han tocado varias de las piezas que interpretarán el próximo 9 de junio en el espectáculo ‘Enarmonía’ en el Teatro Circo Price: un repertorio multicultural, como el propio barrio que ha acogido la celebración, con melodías llegadas de diferentes puntos del mundo.

La música ha acompañado hasta el final de la fiesta, cuando la asociación Arrabel ha dado una placa y azulejos conmemorativos a todas las jóvenes mayas y las asociaciones que hemos participado, en una escena en la que se han mezclado vestidos castizos y melodía de una banda de música africana que tocaba cerca: un instante que ha encapsulado la esencia multicultural del barrio.

 

 

 

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